La terapia de conducta ofrece un planteamiento completo de la depresión, como de cualquier otro trastorno. Así provee de una teoría para explicarla, un sistema para su evaluación y unos procedimientos terapéuticos para su tratamiento.
Dentro de la terapia de conducta se pueden distinguir seis procedimientos terapéuticos con distinto acento:
- El programa de actividades agradables: es un programa estructurado dirigido a cambiar la cantidad y la calidad de las interacciones del paciente mediante un conjunto de estrategias que incluyen entrenamiento asertivo, relajación, toma de decisiones, solución de problemas, comunicación y manejo del tiempo. Aunque no ha llegado a considerarse como una terapia en sí misma, lo cierto es que este conjunto de estrategias constituye el pilar básico de cualquier terapia de conducta y en los estudios se ha demostrado que es la parte más eficaz de cualquier tratamiento.
- El Entrenamiento en Habilidades Sociales: es también un programa estructurado dirigido a mejorar la aserción negativa, la positiva y las habilidades conversacionales; en distintos ámbitos de interacción social. Es uno de los tratamientos con mayor apoyo empírico.
- El Curso para el afrontamiento de la depresión, CAD; es un tratamiento estructurado para aplicación en grupo, psicoeducativo, con marcado carácter participativo y multimodal. Se destaca en su aplicación a adolescentes.
- la Terapia de Autocontrol de Rehm, que asume que la depresión se caracteriza por déficits en el manejo de la conducta de uno mismo. Aunque no es un tratamiento de referencia, sí que ha quedado validada su eficacia en estudios.
- La Terapia de Solución de Problemas; que relaciona la depresión con las dificultades para resolver los problemas cotidianos o específicos. La aplicación puede ser tanto individual como grupal y es la base de otros tratamientos.
- La Terapia conductual de pareja trata la depresión en el contexto inter-personal de la pareja, situando la depresión en la relación del paciente con su ámbito familiar, ello sin presuponer que toda la depresión venga determinada por la relación de pareja. Este tratamiento debe ir precedido por un análisis funcional de la relación de forma que lo haga aconsejable en cada caso concreto y suele estar apoyada en el aumento de actividades, solución de problemas, habilidades de comunicación y entendimiento de la discordia familiar. Esta terapia se ha demostrado tan eficaz como la cognitivo conductual en parejas con desavenencias, siendo inferior a ésta en parejas sólo con problemas depresivos.
Estos son los tratamientos de corte conductual con apoyo empírico y por tanto con eficacia contrastada, algunos forman parte de paquetes más complejos de corte cognitivo-conductual, que en la práctica son los más extendidos en la práctica psicológica.
En la próxima entrada veremos la Terapia Cognitiva.