sábado, 11 de agosto de 2012

La necesidad de dormir durante el día está relacionada con el alzheimer


Cuando una persona necesita tomar siestas frecuentes, se debe a que su actividad mental es mucho menor. De esta manera podría resumirse la conclusión a la que ha llegado un grupo de científicos franceses pertenecientes al Inserm, el Instituto Nacional de Salud e Investigación Científica. Los resultados de la investigación fueron presentados por la doctora Claudine Berr en la Conferencia de la Asociación Internacional del Alzheimer que tuvo lugar el pasado 16 de julio en Vancouver. “Nuestros resultados sugieren que una excesiva somnolencia durante el día puede ser un síntoma temprano del declive cognitivo y que los problemas de sueño en las personas ancianas deberían ser adecuadamente analizados”, señalaba la investigación.

El estudio fue realizado a partir de una muestra de 4.894 personas mayores de sesenta y cinco años. Los investigadores compararon los datos tomados en el pasado por el Three-City Study con una muestra tomada años más tarde. Y aunque el 63,5% de ellos manifestaron tener dificultades para mantenerse dormidos, los científicos descubrieron que esto no tenía ninguna relación con el declive cognitivo. Se trata, señala el estudio, de algo natural en todas las personas que pertenecen a la Tercera Edad. Por el contrario, el 17,9% de ancianos que manifestaron tener sueño durante el día eran al mismo tiempo los que presentaban un mayor deterioro cognitivo, lo que ha llevado a los científicos a pensar que puede existir una relación directa.
Después de cinco años de investigación y recogida de datos, el grupo de científicos californianos llegó a la conclusión de que aquellos que sufrían un mayor insomnio tenían una tendencia más acentuada a puntuar peor en las pruebas de cognición global y de fluidez verbal que aquellos que lo hacían menos. Además, los participantes que tenían problemas de respiración y apnea del sueño mostraban una propensión dos veces mayor a desarrollar discapacidades menores o demencia. En último lugar, las mujeres que habían desarrollado un trastorno en sus ritmos circadianos sufrían un riesgo más acusado de padecer problemas cognitivos en el futuro. La investigadora señaló que estas dolencias tenían su origen en “la disminución de oxígeno asociada con la apnea del sueño, y no a las meras irregularidades del sueño”.

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