domingo, 21 de febrero de 2021

Las bases del llanto (Sandra Correa)



Al nacer, nuestra primera interacción con el mundo es el llanto. Posteriormente, lo usamos como una forma de comunicación, para hacer saber a nuestra madre o padre que tenemos hambre o frío. Luego lloramos por dolor, por tristeza, pero también por alegría, y a veces no sabemos por qué. Sin embargo, está claro que el llanto tiene una función tanto social como fisiológica; a continuación exploraremos las bases neuronales, fisiológicas y psicológicas de las lágrimas y el llanto.

¿Por qué lloramos?

Aparentemente, no solo los seres humanos, sino en general todos los mamíferos tienen una forma de llorar. Desde una perspectiva biológica, más allá de la segregación de lágrimas, hace referencia a una serie de sonidos que indican malestar (Newman, 2007).

Esta forma de comunicación, ha evolucionado a lo largo de los siglos y las especies, pues constituye una forma de comunicación fundamental para garantizar la supervivencia de la cría (Newman, 2007).

Sin embargo, específicamente en humanos, se define el llanto como la segregación de lágrimas desde las estructuras lacrimales que, especialmente en momentos de tristeza, pueden están acompañadas de expresiones faciales características, vocalizaciones, e inhalaciones y exhalaciones fuertes -casi convulsivas- (Rottenberg, et al., 2002).

¿Por qué lloramos cuando somos adultos?

Mientras que en los niños y niñas el llanto cumple una función de supervivencia y como medio para incrementar el vínculo con los cuidadores, las personas adultas lloramos por motivos que son más complejos. Como adultos, lloramos porque necesitamos aliviar el malestar, motivándonos a ejecutar una acción para generar en otros una respuesta empática o para promover una homeostasis fisiológica (Rottenberg, et al., 2002).

Teoría de los dos componentes

Adicionalmente, la teoría cognitiva sostiene que, para que se presente el llanto no importa si estamos felices o tristes, sino que se compone de dos situaciones clave (Pelowski, 2015):

  • Inicialmente, se debe presentar una disonancia cognitiva entre las expectativas y la percepción, lo cual genera un periodo de tensión o ansiedad, en la que se busca ajustar dicha disonancia.
  • Posteriormente, puede haber un desencadenante psicológico o externo, que permite procesar la disonancia, y finalmente causa las lágrimas.

El llanto como la interacción compleja de diversos sistemas

Otros investigadores proponen que el llanto es la interacción de procesos psicológicos, biológicos, cognitivos y sociales. De acuerdo con esta teoría, para que una persona llore, se debe tener en cuenta (Vingerhoets, et al., 2000):

  • Cada individuo evalúa los eventos ambientales de acuerdo con una postura, que puede ser individual o bajo una estructura social.
  • Individualmente, para esta evaluación se puede incluir el estado emocional previo, las metas y expectativas, la relevancia del estímulo, las experiencias previas, y la habilidad para adaptarse a esta situación.
  • Cada situación puede elicitar varias emociones diferentes.
  • La evaluación de la situación genera una serie de respuestas funcionales –fisiológicas, expresivas, experimentales y comportamentales–
  • La experiencia suele ser modulada –exagerada, disminuida o inhibida del todo-.
  • Finalmente, puede generarse el llanto, el cual puede ser asociado con una sensación de no poder adaptarse o responder ante la situación evaluada.

Bases neuronales del llanto

Los modelos humanos y animales han propuesto que, cuanto más joven es el infante, menos áreas corticales se activan cuando llora; debido a esto, se denomina modelo del tallo cerebral, según el cual, el área de mayor activación es la materia gris periacuductual (Newman, 2007).

Se ha encontrado evidencia de que el llanto también se puede relacionar con una activación en el giro cingulado y la amígdala, los cuales forman parte del sistema límbico, conocido por su papel fundamental en la elaboración y expresión emocional (Newman, 2007).

Por lo tanto, se puede hacer una diferenciación entre el llanto ‘evolutivo’, que permite que las necesidades básicas sean atendidas, y un llanto de carácter más emocional.

Los lagrimales están bajo el control del sistema nervioso simpático y parasimpático. La principal glándula lagrimal está inervada por los pares craneales quinto –trigémino– y séptimo –facial-. Adicionalmente, tiene conexiones con otras áreas corticales como la corteza prefrontal, los ganglios basales, el tálamo y el hipotálamo (Vingerhoets, et al., 2000).

Depresión y llanto

Aunque teóricamente, las personas con depresión suelen llorar con mayor frecuencia, las investigaciones actuales no han encontrado mayor evidencia de este hecho. Algunas investigaciones han encontrado que es más común que se presente llanto en personas con inestabilidad emocional, que en aquellas clínicamente deprimidas. Incluso, en estados más profundos de depresión, se anula el llanto casi por completo; esto puede relacionarse con una disminución significativa en la activación emocional en estos pacientes (Rottenberg, et al., 2002)

Variables sociodemográficas que influyen en por qué lloramos

Aunque todos los seres humanos –obviando aquellos con patologías específicas– estamos en disposición de llorar, existen variables sociodemográficas que intervienen en la posibilidad de hacerlo. Dentro de estas se encuentran (Vingerhoets, et al., 2000):

  • La frecuencia e intensidad del llanto decrecen con la edad.
  • La influencia social del género en el llanto aparece alrededor de los 13 años de edad. Sin embargo, la frecuencia o intensidad del llanto no es algo que sea determinado por el género, sino por características individuales.
  • Algunos estudios sugieren que mientras los hombres suelen llorar más por tristeza y razones positivas –incluidas representaciones artísticas-, las mujeres suelen hacerlo por ansiedad, miedo e ira.
  • Los hombres que se apegan a roles de género tradicionales y con baja escolaridad suelen llorar menos, que aquellos que aceptan roles más flexibles y tienen mayor escolaridad.
  • Las mujeres con cargos laborales más altos, tienden a llorar menos.
  • Terapeutas y profesionales en enfermería suelen llorar más que aquellos que se desempeñan en el área de la ingeniería o el ejército.
  • Las situaciones consideradas tiernas o dulces son las que suelen hacer llorar a las personas mayores con mayor frecuencia.
  • En la adultez, solemos llorar más cuando estamos solos.

Conclusiones

En conclusión, si nos preguntamos ¿por qué lloramos?, la respuesta puede ser muy amplia. El llanto inició como una forma de comunicación evolutiva entre los mamíferos, y a medida que se desarrolló la especie, adoptó múltiples significados sociales y culturales, relacionados con manifestaciones de la expresividad emocional.

https://www.menteyciencia.com/por-que-lloramos-bases-del-llanto-y-las-lagrimas/?fbclid=IwAR0mZo2s8Pxsc9xFV8Q4a2614yc_mdgQuup9Iv_ReTOwM_f2cDnqHfAGUdw

Artículo escrito y avalado por la psicóloga Sandra Correa

Mente y Ciencia 


jueves, 18 de febrero de 2021

Cuentos psicoterapéuticos

Entre líneas

Durante una broma, un estudiante pegó un papel en la espalda de su compañero de clase que decía ′′ Soy estúpido " y pidió al resto de la clase que no se lo dijera al chico, así que los estudiantes comenzaron a reírse una y otra vez...
Comenzó la clase de matemáticas por la tarde y su profesor escribió una pregunta difícil en el pizarrón.
Nadie pudo contestar excepto el chico con la pegatina.
En medio de las risitas inexplicables, caminó hacia la pizarra y resolvió el problema.
El profesor pidió a la clase que lo aplaudiera y le quitasen el papel de la espalda.
Luego le dijo: ′′ Parece que no sabes sobre el papel que uno de tus compañeros de clase ha pegado en tu espalda."
Miró a la clase, diré dos cosas:
Primero, a lo largo de sus vidas, la gente les pondrá etiquetas con muchas palabras desagradables para detener tu progreso.
Si su compañero de clase hubiera sabido sobre el papel, no se habría levantado para responder a la pregunta.
Todo lo que tienen que hacer en la vida es ignorar las etiquetas que la gente pone y aprovechar cada oportunidad que tienen para aprender, crecer y mejorarse a sí mismo.
Segundo, está claro que no existe ningún amigo leal entre todos ustedes para hablarle de la pegatina.
No importa cuántos amigos tengan, es la lealtad que comparten con sus amigos lo que cuenta.
Si no tienen amigos que puedan defenderlos a sus espaldas, que puedan cuidarlos, protegerlos y que realmente se preocupan por ustedes, es mejor estar solo.
¡Elige a tus amigos sabiamente!

- Alas y Raíces -

jueves, 11 de febrero de 2021

Cuentos psicoterapéuticos


El problema 

Cuenta la leyenda que en un monasterio budista ubicado en una ladera casi inaccesible de las frías y escarpadas montañas del Himalaya, un buen día uno de los monjes guardianes más ancianos falleció. Le hicieron los rituales tibetanos propios para esas ocasiones, llenas de profundo respeto y misticismo. Sin embargo, era preciso que algún otro monje asumiera las funciones del puesto vacante del guardián. Debía encontrarse el monje adecuado para llevárselas a cabo. El Gran Maestro convocó a todos los discípulos del monasterio para determinar quién ocuparía el honroso puesto de guardián. El Maestro, con mucha tranquilidad y calma, colocó una magnífica mesita en el centro de la enorme sala en la que estaban reunidos y encima de ésta, colocó un exquisito jarrón de porcelana, y en él, una rosa amarilla de extraordinaria belleza y dijo: -―He aquí el problema. Asumirá el puesto de Honorable Guardián de nuestro monasterio el primer monje que lo resuelva. Todos quedaron asombrados mirando aquella escena: un jarrón de gran valor y belleza, con una maravillosa flor en el centro.
Los monjes se quedaron como petrificados en el más respetuoso silencio, hundidos en sus interrogantes internas… ¿Qué representaría ese bello jarrón con flores? ¿Qué hacer con él? ¿Cuál podría ser el enigma encerrado de tan delicada belleza? ¿Simbolizaría acaso las tentaciones del mundo? ¿Podría ser algo tan simple como que necesitara agua la flor? Eran tantas preguntas…
En un momento determinado, uno de los discípulos sacó una espada, miró al Gran Maestro, y a todos sus compañeros, se dirigió al centro de la sala y … zas!!   Destruyó todo de un solo golpe.  Tan pronto el discípulo retornó a su lugar, el Gran Maestro dijo: ―Alguien se ha atrevido no sólo a dar solución al problema, sino a eliminarlo. Honremos a nuestro Guardián del Monasterio.

jueves, 4 de febrero de 2021

Cuentos psicoterapéuticos

El peso de un vaso de agua

 
Un psicólogo estaba desarrollando una sesión grupal cuando, de repente, levantó un vaso de agua. Todos esperaban la típica pregunta: “¿Está medio lleno o medio vacío?”

Sin embargo, preguntó:

– ¿Cuánto pesa este vaso?

Las respuestas variaron entre 200 y 250 gramos. El psicólogo les respondió:

– El peso absoluto no es importante. Depende de cuánto tiempo lo sostengo. Si lo sostengo un minuto, no representará un problema, pero si lo sostengo durante una hora, me dolerá el brazo. Si lo sostengo un día, mi brazo se entumecerá y paralizará. El peso del vaso no ha cambiado, siempre es el mismo. Pero cuanto más tiempo lo sujeto, más pesado y más difícil de soportar se vuelve. Las preocupaciones son como el vaso de agua. Si piensas en ellas un rato, no pasa nada. Si piensas un poco más empiezan a doler y si piensas en ellas todo el día, acabas sintiéndote paralizado, incapaz de hacer nada.

Hay que aprender a soltar los vasos…