martes, 16 de julio de 2024

La conducta alimentaria y sus trastornos



    La conducta alimentaria y sus trastornos

    Los Trastornos de la Conducta Alimentaria (TCA) son alteraciones graves sobre la autopercepción que se relaciona con la fijación sobre el peso corporal, la imagen corporal y el control de los alimentos. No son solo problemas con la comida, son una forma de controlar la ansiedad que puede ser generada por la falta de control del contexto que rodea a la persona. El DSM-V hace distinción de los siguientes:

  • Anorexia nerviosa

  • Bulimia nerviosa

  • Trastorno por atracón

  • Pica

  • Rumiación

  • Trastorno de evitación/restricción de alimentos

  • Trastorno de rumiación

  • Otros trastornos alimentarios de la ingestión de alimentos especificados

  • Trastornos alimentarios y de la ingestión de alimentos no especificados

    Los más prevalentes hoy día son la anorexia nerviosa, la bulimia nerviosa y el trastorno por atracón. Para poder entender la diferencia entre los mismos pasamos a realizar una breve descripción de estos tres (MedlinePlus, 2022):

  • Anorexia nerviosa: se evitan, limitan alimentos y/o se comen pequeñas cantidades normalmente de alimentos específicos. Además, suele estar acompañado de una insatisfacción con la imagen corporal, siendo personas que pueden presentar infrapeso, pero que consideran que tienen sobrepeso.

  • Bulimia nerviosa: periodos de atracones seguidos de purgas, bien sean vómitos, uso de laxantes, exceso de ejercicio, ayuno, etc.

  • Trastorno por atracones: como su nombre indica, atracones de comida sin control, comiendo incluso aun estando saciados soliendo venir acompañado de sentimientos de culpa, malestar, vergüenza.

    Aproximadamente 400.000 personas en España padecen algún tipo de TCA. Revisando las estadísticas, las mujeres son las que representan el porcentaje mayor entre el 4,1% y el 6,4% entre 12 y 21 años frente que, en la población masculina para mismo rango de edad, presenta un porcentaje de prevalencia del 0,3% (Jiménez, 2023).

    Existe una serie de condicionantes considerados de riesgo a la hora de padecer un TCA, entre los que encontramos el nivel socioeconómico, la cultura, la edad, la publicidad y, evidentemente, el género, o la condición femenina (Toro y Vilardell, 1987).

    Con respecto al nivel socioeconómico, un mayor nivel se relaciona con una mayor probabilidad de padecer un TCA. Aunque los estereotipos sociales y estéticos se den en todo tipo de sociedades, las clases sociales más altas se relacionan de forma inversa con la obesidad. Siguiendo este hilo, otro factor que nombrábamos era la cultura, existendo culturas en las que están especialmente implicados los valores estéticos, lo que lleva a ser una preocupación importante en la sociedad. Así vemos que en minorías étnicas como afroamericanas o latinoamericanas las preocupaciones con la imagen corporal y la dieta son menos frecuentes en comparación con sociedades donde existe abundancia y disponibilidad de alimentos (Behar, 2010). En el caso de la edad como factor de riesgo, los adolescentes y los jóvenes son el grupo de edad mayor afectado por este tipo de trastornos. En estas edades se va formando la identidad de la persona, donde se establecen las pautas conductuales, cognitivas y emocionales, siendo la imagen de sí mismos trascendental por la estrecha relación que tiene con la aprobación social principalmente hacia el grupo de iguales (Toro y Vilardell, 1987).

    Nombrábamos el género, o la condición femenina. Vamos a hacer una reflexión sobre este. No podemos obviar que la sociedad impone en las mujeres, desde diversos ámbitos (publicidad, moda, RRSS, educación, etc.) una serie de estereotipos y demandas que se deben cumplir, puesto que es lo que se espera de nosotras, suponiendo la aceptación social, o no. Entre esa serie de estereotipos hablamos del deseo de agradar al resto, pero en particular al género masculino, siendo la mujer compuesta como un cuerpo/objeto. Existen diferencias claramente marcadas entre el ideal de belleza femenino y masculino, para ser atractiva físicamente la mujer debe ser delgada, pero no excesivamente (eso no resulta atractivo), debiendo presentar una armonía corporal, pasando la belleza facial a un segundo plano (Carrillo, 2005). En muchos casos este ideal de belleza de delgadez “armónica” es difícil de conseguir lo que puede conllevar a una insatisfacción corporal que se asocia directamente con la autoestima. En este sentido, la valía como persona y como mujer se ve reducida a la delgadez (“si no estoy delgada, no importo”), lo que puede llevar a tener una baja autoestima, nuevamente relacionándose con otro de los factores de riesgo de sufrir un TCA (Behar, 2010). Ser bella es igual a ser delgada y mucho más allá de eso. La delgadez es símbolo de triunfo, una mujer delgada es una mujer triunfadora, exitosa, una mujer que puede ejercer control tanto sobre sí misma como sobre su entorno, una mujer autosuficiente y competente, mientras que ser obesa se presenta como símbolo de despreocupación, dejadez, pérdida de control y falta de capacidad de agrado tanto para una propia como para el resto (Carrillo, 2005; Behar 2010). Como dicen Toro y Vilardell (1987): “cuando la delgadez se establece como valor altamente positivo, como meta a alcanzar, como modelo corporal a imitar y seguir, ser delgada es lo mismo que triunfar, que tener éxito, que ser mujer como hay que serlo, que demostrar control sobre una misma y mil cosas más”.

    Por otro lado, se comprueba que las mujeres presentan una relación con la comida distinta, suponiendo para ellas en una forma de controlar el cuerpo y expresar el malestar o bienestar mientras que en los hombres ese control se asocia a la práctica de ejercicio físico (Zafra, 2008).

    Este tipo de estereotipos de cómo debe ser una mujer se palpan desde las modas, siendo la ropa prácticamente modelada por y para cuerpos delgados (Carrillo, 2005), los medios de comunicación, bien sea la propia televisión como las diversas redes sociales donde podemos encontrar a creadoras/es de contenido con mensajes pro-TCA como: “esta noche no voy a cenar porque he almorzado mucho” o mediante publicidad promocionando, por ejemplo, aplicaciones de pago con videos de ejercicio físico: “ahora que llega el veranito tenemos que estar preparadas para lucir cuerpo…” o clínicas estéticas acompañadas del lema “otro verano más cambiando el panorama de las playas” (Micromachismos, 2024). Las redes sociales han llegado para quedarse, siendo recomendable enseñarle a los influencers la capacidad que tiene su mensaje de calar en las personas, principalmente las más vulnerables, a sufrir este tipo de trastornos, a la vez que inculcar al resto de la sociedad sobre este tipo de patologías.

    Sería recomendable utilizar la regla de los 5 segundos: si vemos algo sobre el aspecto de otra persona que pueda arreglar en menos de 5 segundos lo podemos señalar de manera educada (por ejemplo, comida entre los dientes), pero si es algo que la persona no puede modificar en menos de 5 segundos, no lo mencionamos (por ejemplo, la forma de los dientes). Es útil que nos acordemos de este ejemplo cuando una persona nos diga que está preocupada por su peso y así no fomentemos este tipo de conductas y prejuicios. Y tú, ¿eres capaz de aplicar esta regla?



Ainhoa Barreto Rodríguez

Psicóloga colaboradora de Latour Psicología



Citas bibliográficas:

American Psychological Association. (2014). Diagnostic and Statistical Manual of Mental Disorders, Fifth Edition

Behar, Rosa. (2010). La construcción cultural del cuerpo: El paradigma de los trastornos de la conducta alimentaria. Revista Chilena Neuro-Psiquiatría, 48(4), 319-334.

Jimenez, Andrea. (2023). Las niñas y mujeres representan 9 de cada 10 casos de trastornos de la conducta alimentaria en España. Univadis: https://www.univadis.es/viewarticle/las-ni%25C3%25B1-y-mujeres-representan-9-de-cada-10-casos-de-2023a100068k

Carrillo, María Victoria. (2005). Factores socioculturales en los TCA. No sólo es moda, medios de comunicación y publicidad. Trastornos de la conducta alimentaria, 2, (120-141).

MedlinePlus. (2022). Trastornos de alimentación https://medlineplus.gov/spanish/eatingdisorders.html

Micromachismos. (2024). “Cambiando el panorama de las playas”: la lona machista de la clínica Dorsia para vender operaciones de pecho. El diario: https://www.eldiario.es/blog/micromachismos/cambiando-panorama-playas-lona-machista-clinica-dorsia-vender-operaciones-pecho_132_11357063.html

Toro, Josep y Vilardell, Enric. (1987). Anorexia nerviosa. Martínez Roca, Biblioteca de Psicología, Psiquiatría y Salud, Colección Serie Salud 2000. Barcelona.

Zafra, Eva. (2008). Los trastornos del comportamiento alimentario como “estares alimentarios”: entre el placer (bienestar) y el conflicto (malestar). En Romaní, O; Larrea, C. y Fernández, J. (2008) Antropología de la medicina, metodologías e interdisciplinariedad: de las teorías a las prácticas académicas y profesionales. (233-247). Ankulegi Antropologia Elkartea.



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